10/10/11

el baño II ... O DE ... un vistazo a lo que sucede en el lugar privado de un hogar ajeno

octubre 19, 2011
número 62

NOTA: Este es el segundo post que conforma la Trilogía del Baño. Si no has leído el primero, pues tache. Lee éste y después lees el primero. Mucha trilogía pero no están en orden.

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el baño no se le niega a nadie

and where is my cigarrette?
did you check the bathroom?
the bathtub?
wet my eyes
stone temple pilots

Ya vimos lo que puede suceder, bueno y malo en tu propio baño. Pero ¿qué pasa cuando estás de visita en casa de un amigo, tu pareja o incluso algún desconocido? (si entraste al baño en la casa de un desconocido eres el gorrón de la fiesta). En este caso, lo único bueno que puede pasar es que entres, hagas lo que tienes que hacer (solo o acompañado) y ya. Lo que si puede pasar son varias cosas malas que hacen que la experiencia de ir a un baño ajeno se vuelva algo incómodo y hasta embarazoso.

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decoraciones de esas que te cagas...

LA DECORACION
Si vas a casa de tus amigos hombres solteros es muy probable que no haya nada de decoración, es más, con trabajos y el baño estará limpio y en condiciones de ser usado. Si por el contrario, vas a casa de los papás de tus amigos o de amigas mujeres, el baño seguramente estará repleto de adornitos. Casi, casi como te hubieras metido al catálogo de Pottery Barn o Crate & Barrel. Jardines zen, velas, cubre-asiento (si leyeron el #1 de la trilogía ya saben lo que pasa con los cubreasientos), revistero, cuadros, mariposas, angelitos... en pocas palabras un sinfín de parafernalia que tiene como objetivo hacer del baño un lugar "acogedor". Si eres mujer y entras a este tipo de baños, bueno es como llegar al paraíso y después de oler las velas, sentir las toallas y jugar con el potpurrí, acto seguido sales del baño y le preguntas a tu amiga/esposa de tu amigo que dónde compró x o y adorno. Pero si eres hombre, te sientes abrumado e intimidado por tanta "jotería" (sin ofenderse) y ya ni te quedan ganas de echarte un pedito, mucho menos una meada.

OLORES
En el post pasado discutimos los olores, de esos que ni tú mismo aguantas. Por eso, no es momento de abordar ese tipo de olores sino de otra categoría. En el punto de arriba hablé del exceso de velas y potpurrí, por lo que los olores a los que me refiero son aquellos provocados por este tipo de adornitos que tienen como misión principal crear un ambiente agradable a quien lo visita pero que, y tenemos que ser honestos, de repente con tanto abuso y exceso pues terminan haciéndonos sentir que en lugar de entrar al baño entramos directito a un frasco de vainilla o a una botella de fabuloso lavanda.

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¿te lavaste las manos mijito?

EL MISTERIO DE LAS TOALLAS BLANCAS
La verdad es que NO es un misterio. Pero a poco no suena más bonito. Este pasa hasta en tu propia casa, pero es en la ajena donde más vergüenza pasas. Es justo decir que este incidente es casi exclusivo de papás que van, con sus hijos, de visita a casa de algún amigo o de la tía Chonita. Digo "casi exclusivo" porque no faltará que un adulto holgazán y marrano lo viva. La mecánica es la siguiente: Los niños se van a jugar al jardín con los niños de la casa. Juegan futbol, construyen castillos de lodo, hacen presas y edificios primer-mundistas con piedras de río. Al final los niños son una verdadera piltrafa compuesta por un cuarto de tierra, un cuarto de pasto, un cuarto de lodo y por ahí debajo de tanta mugre podemos encontrar... un cuarto de niño. Las mamás, bajo la amenaza de que no pueden comer dulces ni ver la tele o jugar con el wii, los mandan al baño para que se "laven" las manos. Los niños, como buenos niños que son, NO se lavan las manos, sólo se las mojan y con las manos cubiertas de lodo, pasto y otras sustancias que es mejor no investigar, se secan en las toallas blancas, y encima nuevecitas, que la anfitriona puso en el baño para que su baño se viera bien coqueto. Ahí quedan estampadas, en ese pedazo de tela, unas manchas capaz de poner a prueba a cualquier CSI calificado. Y por si fuera poco, los niños entran con los tenis en las peores condiciones y se podrán imaginar como quedó el tapete, que sobra decir va a juego con las toallas. En defensa de los niños... sólo a una anfitriona loca se le ocurre poner adornitos blancos en el baño sabiendo que hay niños involucrados en la visita.

EL DRENAJE TRAICIONERO
De las peores que puedes vivir. Afortunadamente, gracias a mi política de no hacer popó (checaron que propio es eljara) en baños ajenos, nunca me ha tocado vivirla. Pero si conozco gente que lo ha experimentado y es el gag favorito en el cine de comedia barata y chusca (along came polly, por ejemplo). Yo creo que no hay momento más embarazoso que ir al baño ajeno, por mucha confianza que tengas en esa casa, sentarte en el trono para después, a la hora de jalarle, descubrir que los troncos no se van hacia el aserradero, al contrario. El nivel de agua sube, sube y sube casi para desbordarse de la taza. Por fortuna, el agua no se desborda (espero). Pero, sí se queda totalmente estancada. Creo que no hace falta describir el panorama dentro de la taza, ¿verdad? Y ahora, ¿qué hacer? La desesperación se apodera de ti y abres puertas, cajones, botes y cualquier recoveco del baño con tal de encontrar algo para destaparlo. Si tienes suerte lo encontrarás y pues ya chingaste. Si no encuentras nada, tendrás que escapar de ahí sin que nadie se enteré de tu chistecito. Si estás en esa casa por una fiesta multitudinaria, pues en una de esas nadie se da cuenta que tú fuiste el autor material del taponeo del baño y podrás salirte con la tuya. Pero, si son pocos invitados y además, tuviste la grandiosa idea de preguntar si podías usar el baño... bueno pues amigo... ¡estás jodido!

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es que este papel estaba de barata en el súper

PAPEL O LIJA
Este lo padecen toda clase de personas, hagas o no hagas del baño en la casa del anfitrión. Basta con que entres por papel para sonarte la nariz. Tomas un pedazo de papel y al sonarte o limpiarte (en el caso de haber ido a liberar a willy pues un millón de veces peor el sufrimiento) y sientes literal que estás usando lija de madera con grano de 800, rayador de queso, una hoja de nopal o una piedra pómez. Lógico después de la experiencia tu trasero no es el mismo y no querrá que te sientes por unos minutos. Busca en los muebles del baño, en una de esas encuentras capent o cremita y pues una buena untadita seguro te ayuda.


my bathroom is new for you,
you, you don't go
in the bathroom with me
horror business
the misfits


EL DESCUIDO
Este ya se discutió en el post anterior y consiste en que entras al baño, te sientas y ya que tienes que limpiarte te das cuenta de que NO hay papel. Sencillo. Te pasa en tu casa y te pasa en la ajena. Con la diferencia que en tu casa, por ser tuya de ti, puedes salir con los chones hasta los tobillos en busca de kleenex o un rollo de papel nuevo o en su defecto gritarle a alguien que te traiga un rollo nuevo. En el caso de estar en una casa ajena, como diría Ray Parker Jr: Who you gonna call?

A OSCURAS NO, PORQUE ME MEO...
Esto sí me ha tocado vivirlo y no es precisamente una de las mejores experiencias. Sucede principalmente cuando los baños no tienen una ventana y no cuentan con apagadores con lucecita (al que se le ocurrió ese diseño se merece un HONORIS CAUSA) que hace más fácil que los encontremos. El chiste es que entras al baño y por la prisa cierras la puerta y es entonces que te das cuenta que NO tienes ni la más remota idea de dónde chingados está el apagador. Y ahí estás en plena oscuridad, tratando de encontrar donde se prende la luz, tocando las paredes y con unas ganas de mear que no ayudan en nada con la búsqueda. Obvio, no puedes abrir la puerta porque van a creer que ya acabaste o a comprobar que eres un asno por no encontrar la luz. Así que, en estos casos, no te queda otra alternativa más que intentar atinarle a la taza esperando no dejar encharcamientos de esos que encuentras en cualquier calle de nuestra ciudad o peor aún, estar meando en el florero de la anfitriona (a chinga, eso sonó medio alburero, pero no era la intención).

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Bueno, al menos son Victoria Secret

LO QUE CUELGA EN LA REGADERA
Aunque este incidente, al igual que otros aquí descritos, también sucede en tu casa (si vives con mujeres) enfrentarte a él en un baño ajeno no es precisamente una experiencia gratificante. Básicamente consiste en entrar al baño de los anfitriones con cualquier pretexto - lavarse las manos, hacer pipí, sonarse - y es entonces que descubrimos en primer plano y en todo su esplendor, la ropa interior de la(s) dueña(s) de la casa colgando del toallero, la cortina de baño o algún otro punto similar que sirva para secar dicha ropa. Esa manía de convertir el baño en un tendedero no es nada gratificante para el visitante, a menos claro que dichas prendas pertenezcan a una *chichinalgona, lo cual cambia el contexto y en una de esas hasta te animas a acercarte a la ropa y... ok ya.

*el término chichinalgona es propiedad de @eljara y se usa bajo licencia del mismo.

Como ven, en el baño ajeno también suceden cosas buenas y malas. Tanto para los visitantes como para los anfitriones. Yo, por eso, seguiré fiel a mi política de que para estar totalmente a gusto en el baño, nada como el propio.

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por si no le atinan a la taza, de menos atínenle al tanque


but don't tell me about it, i don't want to hear it,
'cause, see, i just lost all my picnic spirit.
stay in my kitchen, have a picnic in the bathroom
talking bear mountain picnic massacre blues
bob dylan

2 comentarios:

ryu75 dijo...

Muy bueno y se ve que salio todo(en el buen sentido)esas pequeñas situaciones que comentas es por lo cual no me gusta los baños ajenos y los evito como la peste, saludos.

A dijo...

jajajaja muy bueno. Me he reído taaaanto.

Trilogía? y yo que pensaba que el tema no daba para segundas partes, adivino: el siguiente hablará de los baños publicos.